jueves, 10 de julio de 2014

Love never felt so good

Estamos en tiempos de ramadán, ¿sabíais que durante el ramadán no se pueden tener relaciones ni de noche, ni mucho menos durante el día? Ni con tu novia, ni con tu mujer. Y así durante 30 días.

Vivimos en un mundo occidental en el que todo lo que se desea, se puede conseguir chascando los dedos, al estilo anuncio de Paco Rabanne. Quizás por esto, todo aquello que se nos resiste, que nos cuesta conseguir, nos engancha aún más. Bien es cierto que, cuanto más nos cuesta algo, más gratificante es conseguirlo. Y yo me pregunto, ¿será este el secreto de los hombres/mujeres "difíciles"? Si, las personas "difíciles", las que llevan etiquetas del estilo: casado/a, con novio/a, con miedo al compromiso, libres, más mayores, etc. Creo que todas hemos caído alguna vez en ese agujero negro que supone el típico hombre con el que es difícil quedar, que sabes que sale con más gente, que no quiere comprometerse a nada, que no sabes si llegará a la cita o no, en definitiva, que te hace sufrir pero que sabes que si llega a la cita, que si te dice que eres bonita, que si te regala algo, caes rendida. No son necesariamente guapos, su fuerte no tiene por qué ser el físico, simplemente te atraen a un nivel que difícilmente otros consiguen: por química, por labia, por morbo. Siempre se ha dicho que a las mujeres nos vuelven locas los hombres que nos hacen sufrir, pero también a los hombres les vuelven locos las mujeres difíciles. En un mundo en el que prima la ley del mínimo esfuerzo, ¿son los retos los que le dan rock'n'roll a la vida? ¿es esa, por tanto, la esencia de los hombres y las mujeres difíciles?

Cuando pasamos al segundo capítulo de esta historia, después de todo lo que nos costó desengancharnos, darnos cuenta de que no nos llevaba a ningún lado y buscamos algo más sano (y más cómodo), nos topamos con la especie justo contraria: ese hombre bueno, a lo mejor guapo o a lo mejor no, pero que le gustas, te llama, te escribe mensajes, te da las buenas noches, vais a cenar, dais paseos, a tu madre le cae bien. En ese momento, te das cuenta que la pasión y el deseo que genera lo difícil, ya no lo tienes, pero has ganado otras cosas.
¿Sería la mezcla de estas dos personas, la persona perfecta? ¿Existe la pareja perfecta? Me gusta pensar que no, la perfección me resulta muy aburrida. ¿Estamos, por tanto, condenados a siempre desear más? Quizás es ese el leitmotiv de la vida.

A toda esta reflexión, le he puesto como banda sonora esta canción de Michael Jackson, recientemente reeditada junto a Justin, que, aunque no lo parezca, por lo movidita y eso, le va al pelo a este post y de ahí, que la haya puesto también como título. Baby, love never felt so good...



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